Yo iba por un camino
bien florido y verdesito,
y de una mata de mango
tomé un manguito bajito.
Le di como tres bocados
que me salieron caritos,
porque aquel bendito mango
por dentro estaba podrido,
y además de saber mal
tenía sus gusanitos.
Yo me detuve un momento
y me quedé pensativo,
volví a la mata de mango
y me subí a su copito,
y dije dentro de mí:
voy asir otro manguito,
porque los mangos de arriba
creo que son mejorsitos.
Y no me equivoqué en nada:
¡aquel mango era más rico!
¿Es mejor un mango alto
que un manguito bien bajito?
Mango bajito.
Autor:
Maxmino Amado M. P.
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